Perdido entre sentimientos
y versos de segunda mano,
que hace tiempo
a nadie importan.
Como un jarrón chino
malpegado y barato,
al que nadie se molesta
en ponerle flores.
Buscandome
noche tras noche,
día tras día,
en el fondo de las botellas
y en los brazos
de mis niñas perdidas.
Con un adosado
en el filo de la navaja
y una celda con vistas
a la vida.
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