Aunque al irte
te llevaste la poesía,
en mis sábanas
dejaste tú olor.
Por mucho que llueva
ésta fría noche,
mañana el sol
calentara mis huesos rotos.
Aunque dejemos de bailar
la música seguirá sonando
y el mundo girará una vez más,
pero ésta vez no será para nosotros.
Aunque perdamos el paso
no sé detendrá el desfile
y lo más triste de todo
es que nadie lo notara.
La tormenta ya pasó
a ti no te caló
y a mi no me espantaron los truenos.
Vive para amar otro día,
mi pequeño conejo blanco.
Por suerte o por desgracia,
los amantes siempre sobreviven
al amor.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
Vive para amar otro día.
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