Éste largo adiós
a tus ojos azules,
a tu pelo rubio,
a tus húmedas pasiones.
Esos labios gruesos
que saben a hogar y despedida,
en una cama deshecha
que nunca acabó de ser de los dos.
Pero un buen día vuelves
y es como si nunca te hubieras ido,
como si nunca te fueras otra vez.
Por muy lejos que estemos
nunca nos volveremos a perder.
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