Las musas
nunca me bendijeron
con talento musical,
pero aprendí a tocarte.
Recorrí todas tus escalas,
te arranqué notas
e inprovisé sinfonías.
Te toqué,
con la suavidad del viento,
con el ansia de la cuerda,
con la dureza de la percusión.
¿Cómo tamaña orquesta
cabe en cuerpo tan pequeño?
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