El humo de mis cigarrillos
anhela acariciar tú piel sudada.
Se pasea por mi vacío dormitorio
dibujando poemas
que hace tiempo olvidé como leer.
Fumar se convierte en algo vacío
sí no lo hago entre asalto y asalto.
Me tuviste contra las cuerdas
y enredado entre tus piernas.
Te fuiste como el humo
y dejaste lo que quedó de mi
en el sucio cenicero.
Calada a calada,
beso a beso,
nos consumimos hasta el filtro.
A dia de hoy
el tabaco me sigue sabiendo a ti.
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