Intento llenar
el vacío que hay en mi
con palabras, canciones,
luz, belleza, besos,
ira, rabia, sexo,
a veces lo intento con dolor,
otras del más puro exceso,
pero el vaso nunca llega
a estar medio lleno.
No sé sí crece con cada botella
o sé rompió hace mucho tiempo.
Nunca supe a ciencia cierta
a qué debe saber la vida.
Aún así lo intento,
día estéril tras día,
noche en vela tras noche.
Quizá ni siquiera tengo un vaso,
sólo sé que todos duermen
y yo estoy otra vez
delante de una pantalla en blanco.
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