Todo mi fue a caer
en el saco roto
que es tu corazón.
Cada palabra y cada gesto,
todos y cada unos de los besos
robados para ti.
Mi alma,
mi semen,
mi sangre,
se derramaron
poco a poco
por tus deshilachadas costuras
y fueron a manchar los versos
que nuca te escribí.
Intenté remendarte
con una aguja hecha de mi costilla,
usando mis venas por hilo,
pero quizá el problema no era el saco
si no todo lo que intenté guardar en el.
No hay comentarios:
Publicar un comentario