domingo, 29 de mayo de 2016

Desayuno.

Tú,
dormida en mis brazos
tan jodidamente perfecta,
tan joven y hermosa.
Tus pequeños senos
bailan al son de tu respiración,
el sol de la mañana
te ha despertado.
Me miras con esos ojos
llenos de un fuego
que hace tantos años
se extinguió en mi.
Sé que un día me dejarás,
como dejaste de jugar
con tus muñecas.
Pero ahora me besas
y nos desayunamos
el uno al otro.
Lo eterno no es para siempre,
tengo muy claro
que sólo soy un juguete,
un plato nuevo en el menú,
algo que nuca habías probado.
Pero no me importa,
por un pequeño momento
nada importa,
nada lo hará
mientras estés a mi lado.

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