Me muero por recorrerte,
con los ojos,
con las manos,
con los labios,
con los dientes.
Quiero derramarme,
en tus mejillas,
en tu boca,
deslizarme en abundancia
por tu barbilla y cuello
hasta llegar a tus senos,
mientras tu me miras,
con sonrisa triunfal.
Deseo dormir en ti,
llenarte una vez y otra,
de mil y una maneras,
exprimirnos mutuamente,
como dos exóticas frutas,
hasta que de nosotros
sólo queden dos pieles,
en una cama empapada.
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