Ojalá supiera
tratarte como a una mujer.
Las mujeres se me dan bien,
modestia a parte,
y a las chicas malas
se les doy bien yo.
Pero nunca supe,
y seguramente,
nunca sabré.
Hoy toda palabra
me sabe a melancolía
y cada verso va sobre ti
Sé que sólo eres perfecta
en los verso que te escribí,
pero a quién le importa.
Fui tu plato favorito
y ahora soy
una cascara de platano
con la que resbalar
de vez en cuando.
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