Mirar atrás
me convirtió en sal.
Mirar atrás
me hizo perderte,
una vez más.
Miro adelate
y no veo nada.
Me miro en el espejo
y no veo nada.
Hace mucho tiempo
que no sé llorar,
que no sé dormir,
que no sé amar.
Ni la comida,
ni el bourbon,
ni los coños,
me saben a nada.
Y no hay día que pase
sin pensar ni querer
meterme un arma en la boca.
Vivo día a día matándome,
levantando por nada
mañana tras mañana,
pero sigo andando,
ésta vez sin mirar.
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