No recuerdo quien la comenzó,
pero una vez se empieza
a la luz del moribundo fuego,
ya no se puede parar.
La contamos durante la larga noche
nos refugiamos en ella a la espera del alba.
Metemos nuestros mas oscuros fantasmas,
nos escondemos tras mascaras
pero una vez se empieza
a la luz del moribundo fuego,
ya no se puede parar.
La contamos durante la larga noche
nos refugiamos en ella a la espera del alba.
Metemos nuestros mas oscuros fantasmas,
nos escondemos tras mascaras
hechas con retales las caras
de los que la contaron antes que nosotros.
En ella guardamos nuestros mas oscuros anhelos,
nuestros dioses, nuestros monstruos.
Nos fundimos con ella, nos envuelve,
convirtiéndonos en insectos atrapados en ámbar.
La contamos para calmar a los muertos,
para dar vida a lo que no la tiene,
pare describir lo que no puede ser visto
con ojos cuerdos de hombre.
Ya no recuerdo quien empezó a contarla
y no tengo valor para terminarla.
El fuego se consume, la oscuridad gana
la noche no terminara nunca
y no nos salvara la luz de la mañana.
Maldita sea la hora en la que decidimos jugar
a despertar el miedo que hay detrás de las palabras.
de los que la contaron antes que nosotros.
En ella guardamos nuestros mas oscuros anhelos,
nuestros dioses, nuestros monstruos.
Nos fundimos con ella, nos envuelve,
convirtiéndonos en insectos atrapados en ámbar.
La contamos para calmar a los muertos,
para dar vida a lo que no la tiene,
pare describir lo que no puede ser visto
con ojos cuerdos de hombre.
Ya no recuerdo quien empezó a contarla
y no tengo valor para terminarla.
El fuego se consume, la oscuridad gana
la noche no terminara nunca
y no nos salvara la luz de la mañana.
Maldita sea la hora en la que decidimos jugar
a despertar el miedo que hay detrás de las palabras.
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