Compartimos la simple
sinceridad de los extraños.
Hablamos con palabras
y cuando estás se acabaron
usamos los labios y las manos.
Me hiciste sentir el hombre
que hace tiempo que no soy.
Me diste tanto
en tan poco tiempo.
Salir de tú cama
me rompió el corazón.
Que bello y fácil sería todo
sí mi única preocupación
fuera contar tus lunares.
Por unas horas fuiste mi trinchera
en una guerra que no sé ganar.
Por un momento
fuiste todo lo que necesitaba.
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