En ésta eterna
pornografía sentimental
en la que todos somos
pequeñas avestruces
con la cabeza metida en el culo.
Somos unos mártires
de la cotidianeidad,
a los que el cine,
la musica, la tele,
nos dijeron una y otra vez
que eramos especiales
y la vida nos enseñó
la puta realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario