Para mi, la existencia
sólo tiene algún sentido
pasada la medianoche,
cuando los viles mortales
se van a sus monótonas camas
y dejan el mundo
en manos de sus verdaderos dueños.
Algún día los que soñamos despiertos
dormiremos a la vida
y la realidad caerá, como hizo antes,
de su obtuso pedestal.
Nosotros soñamos el mundo
en nuestra vigilia
para que los soñadores
aún no nacidos vivan en el.
Los parpados me pesan,
pero quiero soñar un poco más
y verso a verso, mis sueños
hechos de palabras
son más reales que mil vidas
de hipotecas, trabajos basura
y cenas de Navidad.
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