Como un caballo
de carreras encajonado
en la parrilla de salida
de la puta vida.
Como un león enjaulado
viendo pasar gente apetitosa.
La inactividad me encadena,
como a un lobo
esprando a devorar la luna.
Aún conservo el sabor
de la sangre de un dios
en mis colmillos y la boca.
Me muero de hambre
acurrucado en los lazos
que unos a otros nos atan.
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