No tengo muy claro
dónde está ahora mismo
mi corazón.
Jugasteis con él,
como si de una pelota
se tratase.
Quizá ande encalado
rodando al son del viento
por sucios tejados.
Tal vez éste trabado
debajo de un coche
y nadie llegue a sacarlo.
O simplemente se lo llevó
un perro callejero
en su babosa boca.
De tantos pases,
patadas de puntera
y pasar por el aro,
se fue rodando
y sucio de barro,
para jamás volver al campo.
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