La Parca se tomó un día libre
y los gatos bailaron con los coches,
los amores fueron eternos
y ese día no se rompieron corazones.
Los suicidas se sintieron estúpidos,
los terminales se fumaron un pitillo.
Los ricos celebraron toda la noche,
los pobres hicimos lo de siempre.
La vida se sintió perdida
sin su pálida hermana
diciéndole la hora de volver a casa.
La mañana siguiente
el sol sorprendió
a la muerte (levemente bronceada)
deshaciendo las maletas.
No hay que olvidar
que todo lo bueno acaba
y todo el año se cosecha.
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