jueves, 5 de septiembre de 2013

Autoañoranza.

Extraño la persona
que una vez fui,
no la juventud y el físico
tanto como la ignorancia.
La vida melló
a base de golpes
lo que una vez fue templanza.
Pague jodidamente caras
la mayoría lecciones.
Quizá amé
por encima de mis posibilidades,
o simplemente es
que nunca tuve un corazón
tan grande como me gustaría creer.
Aposté y perdí
sin saber muy bien a que jugué.
El único drama de envejecer
es ver en como pasas de ser
el chaval que nunca fuiste
al hombre que nunca quisiste ser.

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