jueves, 29 de octubre de 2015

La dama de rosa.

Dedicado a todos los niños que nacimos en La Cigüeña y a la dama que vaga en pena por sus pasillos.



Me viste nacer
y lloraste a la nada,
el día que a mi madre y a mi
nos dieron el alta de La Cigüeña.
No conociste a tú hijo,
y nos quisiste a todos los neonatos
del viejo hospital.
Me viste pasar
a lo largo de mi infancia,
siempre observándome,
con anhelo y cariño,
desde las polvorientas ventanas.
Me viste en silencio
ir al centro de reclutamiento,
acompañar a mi chica a casa,
ir a ver nacer a mi hija.
Ver a cualquiera de tus niños
llena de lágrimas tus ojos muertos.
Ahora que ya soy un hombre
y que entre esas paredes
ya no nacen niños,
cada vez que cruzo La Alameda,
pienso en ti.
Sola, en la oscuridad,con tu bata rosa,
siempre echándome de menos.