Vuestro imbécil favorito

Quizá en mi juventud
nunca me sentí querido
y puede que la vida
me haya dado mas palos
que besos una mujer.
Me odio a mi mismo
tanto como he amado,
el hombre que lo tuvo todo
y no quiso ser nada,
un perdedor vocacional.
Pese a todo
os tengo a vosotras,
a mi mujer, a mi musa,
a mi Lolita, a mi amiga,
a mis amantes
y a otras tantas,
tal vez no os he amado
como realmente merecéis
pero lo he hecho,
permitidme la poca modestia,
mas que nadie
en éste puto mundo.
Buenas noches mis amores,
estéis dónde estéis,
me sigáis correspondiendo o no,
con los mejores deseos
de vuestro imbécil favorito.

Léeme

Léeme
pero ésta vez
hazlo con los dedos.
Toca cada palabra
hasta que sea una
con tu blanca piel.
Dibuja cada sílaba
con tus perfectos labios,
muerdelas con pasión
hasta no dejar nada.
Recita usando el corazón,
latido a latido,
hasta que lleguen
a cada parte de ti.
Léeme
sin quitar tus ojos
de los míos,
sin palabras,
sin ropa.
Corrige mis faltas
con carmín rojo,
para luego amarme
por ellas.

Amor en blanco

Otro papel en blanco
como mi mente,
como tu piel,
como el vestido de novia
con el que nunca te veré,
como las sábanas
que ya no huelen a ti.
Amor en blanco,
como el maldito techo
que paso las noches mirando,
como la leche materna
que nunca probé,
como tus dientes
cansados de morder la manzana
de nuestro pecado poco original.

Elegía.

Hoy yace bajo tierra
un héroe que la historia
pasará de largo.
Soldado desconocido
en la guerra contra la incultura,
que nos dio tanto
por tan poco.
Como un ave salvaje
te llenaste de conocimiento
para dárnoslo mascado
como si fuéramos polluelos,
el mundo no conoció
mayor vocación,
ni conocerá oficio mas noble.
Tu carne ahora es pasto de gusanos
pero la sabiduría que nos diste
vivirá para siempre
en nuestras cabezas y corazones,
la transmitiremos a los que nos sucedan
y formaremos como tu
parte de una eterna cadena.
Extraño tu paternal guía,
añoro tu presencia,
pero una parte de ti me la diste
para que estuviera a mi lado.
Me siento tan orgulloso
de poder llamarte por siempre
maestro.

Instrumento de viento.

Quiero morderte
como un fruto maduro,
deseo besar y acariciar
cada milímetro de tu piel.
Anhelo posar mis labios 
en tus rincones mas íntimos,
como si te trataras
de un complejo instrumento de viento,
para sacarte notas
que no están en partitura alguna.
Me muero por entrar en ti
como un ladrón lo haría en una casa
y pintar con semen
las uñas de tus pies.