jueves, 24 de diciembre de 2015

Claudia

Volverás a mi ciudad
para hacerla tuya.
Tus ojos que son los míos
se enamoraran otra vez
de las calles mojadas
en las que me perdí,
en las que ame y peleé.
Sin saberlo tus delicados pies
seguirán mis pasos
siguendo líneas invisibles
que trazamos con nuestra sangre.
Te romperás el corazón
por las esquinas que besé a tú madre
y la Luna de Valencia
será tu fiel compañera
mientras paseas entre sus torres.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Con los guantes puestos.

Nunca me sentí
lo bastante fuerte,
ni me he mirado al espejo
y he visto belleza alguna.
Rara vez he llenado
el vacío que siento
en lo más hondo de mi.
He peleado una vez y otra
hasta quedar sin aliento,
no porque debiera,
simplemente nací luchador.
He encajado demasiados golpes,
algunos me rompieron la cara,
los peores me partieron el corazón.
He besado la lona,
he mordido el polvo,
pero siempre me he levantado,
ya sea con la ayuda
de una mano amiga
o por mi sólo.
Seguí encajando, golpeando,
sangrando, fintando,
ya sea contra las cuerdas
o en medio del cuadrilátero.
Espero que cuando la campana suene por mi,
me pille en pie
y con los guantes puestos.

jueves, 10 de diciembre de 2015

El reino de los cobardes.

En el reino de los cobardes;
La valentía es irresponsable
pensar siempre sale caro
y amar más de la cuenta
es un gravísimo pecado.
En el reino de los cobardes;
Nadie coge la manzana del árbol,
ni habla demasiado alto.
El rey tiene más miedo
del que tiene el villano
y la vida es tan monótona
que hasta la muerte
acaba pasando de largo.
En el reino de los cobardes;
la gallina se cree lobo
y el desertor se pone medallas,
a los héroes se les toma por locos
y los jóvenes se tiñen canas.
Nuestros miedos más profundo son nuestra bandera.
Los insultos que te dolían de niño nuestro himno.
Todos nos creemos extranjeros
pero somos presos, funcionarios,
inquisidores, víctimas y verdugos
en nuestro corazón de cobardes.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

La sonrisa de Venus.

La fortuna rara vez
me ha sonreído,
pero siempre lo ha hecho
una hermosa joven,
con la que me he cruzado
en una calle concurrida.
No me quedará nada
en mis rotos bolsillos,
ni juventud, ni esperanza,
pero temo el día
que pierda las sonrisas
de perfectas desconocidas.
Siempre sois diferentes
pero para mi sois la misma,
la diosa Venus
vive entre vuestros dientes y labios.
Nunca sabré vuestros nombre,
ni conoceré vuestro aroma o sabor,
pero en un perfecto momento
me disteis el regalo más sagrado,
que es vuestra sonrisa.