El hombre de la curva.

En tus escasas curvas
me maté yo.
Parecía fácil no perderse,
pero para esto no hay mapas
y nos preguntamos demasiado.
Nos recorrimos mutuamente
para no encontrarnos.
Y aquí estoy otra vez
en medio de la noche.
Un viejo fantasma
haciendo autoestop
en unas curvas
que ya no son las tuyas.

Vive para amar otro día.

Aunque al irte
te llevaste la poesía,
en mis sábanas
dejaste tú olor.
Por mucho que llueva
ésta fría noche,
mañana el sol
calentara mis huesos rotos.
Aunque dejemos de bailar
la música seguirá sonando
y el mundo girará una vez más,
pero ésta vez no será para nosotros.
Aunque perdamos el paso
no sé detendrá el desfile
y lo más triste de todo
es que nadie lo notara.
La tormenta ya pasó
a ti no te caló
y a mi no me espantaron los truenos.
Vive para amar otro día,
mi pequeño conejo blanco.
Por suerte o por desgracia,
los amantes siempre sobreviven
al amor.

Te sigo viendo.

Te sigo viendo
y tú ya no estás,
como la luz fantasma
de las galaxias muertas.
Estabas tan jodidamente lejos
que tarde una eternidad
en darme cuenta
que lo nuestro se acabó.
Otra vez vuelvo
a reinar en mi infierno,
daría mi corona
por seguir escribiendo
a las puertas de tú cielo.
Fuiste mi musa
pero no te inventé,
nunca lo olvides.
Aunque tú fría luz
ya no me guíe,
aunque todo me diga
que ya no estás,
te sigo viendo.

Cada puta palabra me sigue oliendo a ti.

Te has llevado
prácticamente todo
y lo poco que queda
está manchando
ésta hoja en blanco.
Un amor sólo perfecto
sobre el papel
o quizá ni eso.
Buscándote entre borradores
me perdí por enésima vez.
Aunque las musas se divorcien
de sus grises escritores,
siempre nos quedará
el verso crudo y desgarrado.
¿Sí nunca me amaste
porque me dueles tanto?
¿Porqué sí no te amo,
cada puta palabra
me sigue oliendo a ti?

Mitomanía.

Apila todas tus mentiras
y hazte un púlpito,
desde el que predicar
con superioridad fingida.
Cantalas una y otra vez,
como una nana
para dormir tu conciencia.
Mienteté a ti mismo
mejor que a los demás.
Haz de tú palabra falsa
las nuevas escrituras,
creelas y mata por ellas
aunque no sea necesario.
Se el héroe de tu cuento,
mata dragones inventados.
Entonces, cuando tú castillo
de cartas de amor plagidas,
se desmorone sobre ti
y te claven con la verdad
a una cruz hecha de opiniones.
Podrás morir por verdades ajenas,
no serás nunca más un niño,
serás al fin un hombre.

Una celda con vistas a la vida.

Perdido entre sentimientos
y versos de segunda mano,
que hace tiempo
a nadie importan.
Como un jarrón chino
malpegado y barato,
al que nadie se molesta
en ponerle flores.
Buscandome
noche tras noche,
día tras día,
en el fondo de las botellas
y en los brazos
de mis niñas perdidas.
Con un adosado
en el filo de la navaja
y una celda con vistas
a la vida.

El silencio ganó.

Una vez más el silencio
ganó la guerra a las palabras.
Con el humo de mi cigarro
se fueron tus besos
y tú corta ausencia
lleno la madrugada.
La luna dejó de ser nuestra
y las noches ahora
pertenecen a la nada.
Estrellas muertas
hace demasiado tiempo,
iluminan una piel clara
que ya no sé cómo alcanzar.
Una vez más el silencio
se llenó de tu ausencia.

Perdido

Perdido entre sentimientos
y versos rebuscados
que hace tiempo
no te importan.
Buscandome
noche tras noche,
día tras día,
en el fondo de las botellas
y en los brazos
de mis niñas perdidas.
Aunque he de reconocer,
que tampoco
me encontré en ti.
Artista mediocre,
peor marido y padre.
Alguna vez que otra,
he servido como amante.
Con un adosado
en el filo de la navaja
y una celda con vistas
a la vida.

La pasión de Víctor

Otra noche de rodillas
a los pies de mi cama,
rezando porque vuelvas a ella.
Pues tú eres mi pequeña fe
y tú cuerpo la piedra
sobre la que edificare
mi pasión y éxtasis.
El cielo son tus labios
y no hay mayor infierno
que tú ausencia.
Derramate en mi
para curar mis pecados.
Dame tú carne y tú sangre
cada noche para cenar.
Déjame ser el cordero
una vez más en tú frío altar.

Revueltos pero no juntos.

¿Que ha cambiado
en todo este tiempo?
¿Que perdimos?
¿Que se rompió?
El fuego se apagó
y el viento se llevó
las pocas brasas que quedaban.
¿Que mal golpe
convirtió el diamante en arena?
¿Que viejo diablo
en un cruce de caminos
nos separó?
De pareja imperfecta
a perfectos desconocidos.
Tal vez revueltos
pero ya nunca más juntos.

Nunca volverán a llamar.

Los años pasan
lentos y dulces
o rápidos e intensos,
como ligues de una noche
que nunca volverán a llamar.
Los mismos años
que me arrastran
parece que a ti ni te tocan.
Tú que as tenido tantos rostros,
tú que me enseñaste la belleza.
Mi remendado corazón
es un fría cápsula del tiempo
en la que te conservas
nadando en bourbon.
Tan bella, joven y perfecta
como nunca fuiste.
Ya me cansé de escribir.
Buenas noches mi amor,
apaga las luces
cuando me termines de leer.

Gotas en mi ventana.

Entrantes en mi vida
de forma tan repentina
como una tormenta de verano
calandome rápidamente
hasta los huesos.
Tu mirada deslubrante
e intensa como un rayo.
Tus besos tan húmedos
como calidos
me llegan más hondo
de lo que me ha empapado
ninguna lluvia,
bien sabes que me he mojado
en unas cuantas.
Me recuerdas a lo que fui
y lo que a veces sigo siento.
Tu duerme bien pequeña
que yo te escribo
al son de las gotas
en mi ventana.

Victoria

Quiero derribar tus muros,
tumbarte en mi cama,
quemar tus puentes,
comerte a besos,
arriar tu estandarte,
arrancarte la bragas,
rendirte incodicionalmente
y poner a tus pies mis armas.
Follarte a sangre y fuego,
rendirme a la calidez de tus senos,
vencer para ser rendido,
ser un héroe, un mártir
bajo tus caricias y mordiscos.
Te ganaré las batallas
de una guerra que perdí
la primera vez que te besé.

Palabras de amor.

Te imagino en tú cama
acalorada y con poca ropa,
aún con el peso del sueño
en tus delicados parpados
y restos de maquillaje
en tú preciosa cara.
Acariciando con tú mirada
éstas palabras que te escribo.
Éstas tristes palabras
que espero que sean capaces
de recorrer la inmensa distancia
que hay entre tus ojos verdipardos
y tú pequeño corazón.
Que por el camino aniden
en tú pecho y tus labios
a la espera de que las sigan
más pobres palabras de amor. 

Horror Arcano. Prólogo.

La noche ha caído
como un viejo y polvoriento telón.
Ha caído sobre ti a plomo,
ni la electricidad, ni la vela
pueden protegerte
de lo que la oscuridad alberga.
Lo sientes detrás de ti,
no lo oyes, ni lo puedes ver,
pero sabes que está.
Algo antiguo y fiero,
algo más viejo que tú mundo,
está ahí detrás de ti,
en lo más profundo de tú ser
te lo repites una y otra vez.
Sólo puedes seguir andando,
rezar porque fingir que no está
tal vez te proteja de ello.
De vez en cuando reúnes valor,
te giras y crees las mentiras
que te dicen tus sentidos,
pero tú corazón te dice la verdad.
Ahora sólo puedes oír
tus propios latidos,
fuertes y rítmicos,
como tambores en la jungla.
Todos tus miedos infantiles
hechos carne incorpórea te acechan.
No te servirá de nada cubrirte
con una colorida sabana,
da igual que mire bajo tú cama
o que cierres la puerta de armario.
Está ahí y tiene hambre.
Caminas bajo las farolas
pensando que te protegerá su luz.
La amarilla incandescencia compite
con el velo azulado de la Luna.
El único testigo de esa escena
de horror y caza.
Llegas a tu portal y tu mano temblorosa
consigue meter la llave en la cerradura.
La puerta se abre, ya estas a salvo.
El miedo ya pasó
y ese miedo era tu única defensa.
Sus blandos tentáculos,
sus afiladas garras de hielo
y sus húmedas fauces
se cierran sobre ti.
arrastrante a la oscuridad
que hay en tú interior...
 

Asuntos sucios.

Esos versos que escribí
y de los que nunca supiste.
Hubiera sido menos sucio
magrearte mientras duermes.
Deslize la pluma por el papel
a falta de tú más blanca piel.
Preferiría que me pillaras
con las manos en el cajón
donde guardas tus bragas
a que tu mirada se posara
en esta infames lineas.
Me paso las noches rasgando hojas
en tú bendita ignorancia.
Quizá fuera más sano
pasarlas masturbandome.
Dejaré estás sucias palabras
dormir el sueño de los justos
en los poemas que nunca te leeré.

Historia de terror.

No recuerdo quien la comenzó,
pero una vez se empieza
a la luz del moribundo fuego,
ya no se puede parar.
La contamos durante la larga noche
nos refugiamos en ella a la espera del alba.
Metemos nuestros mas oscuros fantasmas,
nos escondemos tras mascaras 

hechas con retales las caras
de los que la contaron antes que nosotros.
En ella guardamos nuestros mas oscuros anhelos,
nuestros dioses, nuestros monstruos.
Nos fundimos con ella, nos envuelve,
convirtiéndonos en insectos atrapados en ámbar.
La contamos para calmar a los muertos,
para dar vida a lo que no la tiene,
pare describir lo que no puede ser visto
con ojos cuerdos de hombre.
Ya no recuerdo quien empezó a contarla
y no tengo valor para terminarla.
El fuego se consume, la oscuridad gana
la noche no terminara nunca
y no nos salvara la luz de la mañana.
Maldita sea la hora en la que decidimos jugar
a despertar el miedo que hay detrás de las palabras.

A ti

La vida sigue
y yo me paro
a pensar en ti.
Se que no tiene
demasiado sentido
y que a veces
me paso de pesado,
pero las cosas
están así.
Mi mundo
gira sin ningún sentido
y parece que se detiene
para recordarme a ti.
Paso a paso
verso a verso
hago camino
y no tengo claro
que me conduzca a ti.

Duermo contigo.

Duermo contigo
en lo bueno y lo malo.
Me paso las noches en vela
viendo bailar tus senos
al ritmo de tú aliento.
Duermo contigo
cuando estoy a solas
y cuando duermo con otra.
Solo tengo por hogar
tú cálido lecho.
Duermo contigo
las largas noches
que paso escribiendo.
Ojalá nunca despierte
de tú dulce sueño.

Solo en una habitación de hotel.

Otra vez con un buen whisky por compañía
en una habitación de hotel.
Estos lugares son como las mujeres,
tan parecidas y tan diferentes.
¿Cómo un lugar puede estar tan equipado
y tan desnudo a la vez?
Perdí la cuenta hace tiempo
de todas las que ocupé.

Algunas veces con hielo
y otras con una mujer.
Me desnudo y me meto en una cama
a la que estoy condenado a volver.
Cuantas noches solo
y tantas más con amantes.
Recuerdo mil aventuras
y alguna luna de miel.
Evoco mas de un corazón roto,
mi primera salida de la cárcel.
Nido de amores de paso,
hogar tan cálido como mercenario.
Trinchera donde reponerse
de una guerra perdida hace años
que estoy casi seguro no empecé.
Torre de marfil por noches.
El único sitio sin esqueletos en los armarios
y donde todo el mundo puede ser lo que es.

Sacrificio

En un mar de carne
me ahogo en flujos
Los besos me asfixian
mientras exalo semen.
No hay paz ni aire
para los malvados.
Me sacrificais
una y otra vez
en el altar de Venus.
Os relleno de mi alma
como los pavos de Navidad
de las series americanas.
Me he vaciado tantas veces
en vuestras oscuras entrañas
que soy una sombra vacía
del hombre que tal vez fui.
Soy una comluna
que sotiene la sinrazón
y el caos me arrastrara
cunado ésta erección caiga.
Los ecos de vuestros gemidos
llenaran mi vacío interior.
Una explosión de placer
dará origen a todo
y yo como dios creador
volveré a la cálida nada
de la que nunca debí salir.

Amor en blanco.

Nunca fue un simple beso.
Nunca unos labios 
fueron tan elocuentes.
Helado por tu dulce aliento,
tu lengua me sabe a coca
y no dejo de pensar mientras me muerdes
que no debí tomar la ultima copa.
Tu, que solo me amas

cuando estas borracha,
así al día siguiente tienes ya la excusa preparada.
Amor en blanco, amor con cuartada.
Amor que solo se le puede llamar así
desnudos y de madrugada.
Lo bueno de los corazones rotos
es son mas fáciles de repartir.
Hace tiempo que la vida carece de sentido
contigo y sin ti.
Mis días son vacíos,
las noches extrañas.
las musas unas putas
que solo llaman
cuando estoy de resaca.
Y mientras me parto el alma
delante de una hoja en blanco.
Blanco como el traje de novia
que no te supe poner.
Como la mierda mal cortada
que te metes a diario.
Blanco como la luz
que no me deja dormir por las mañanas.

La sinceridad de los extraños.

Compartimos la simple
sinceridad de los extraños.
Hablamos con palabras
y cuando estás se acabaron
usamos los labios y las manos.
Me hiciste sentir el hombre
que hace tiempo que no soy.
Me diste tanto
en tan poco tiempo.
Salir de tú cama
me rompió el corazón.
Que bello y fácil sería todo
sí mi única preocupación
fuera contar tus lunares.
Por unas horas fuiste mi trinchera
en una guerra que no sé ganar.
Por un momento
fuiste todo lo que necesitaba.

Las cosas que nunca fueron.

Nunca te escribí un poema
y la verdad es, que nunca te ame.
Jamas te arranque la ropa,
no recuerdo si alguna vez te bese.
Nuestras miradas se cruzaron en el humo del bar
como los faros de dos coches en la noche.
Compartimos un cigarrillo, 
intercambiamos sonrisas de complicidad

pero eso que ocurrió no llego a superar
el miedo, la vergüenza o el simple tedio.
No se si supe tu nombre, pero recuerdo…
Recuerdo tu sonrisa enmarcando tus perfectos dientes.
Fuimos notas a pie de pagina
en nuestra obra particular.
Papeles que no supimos interpretar.
Pero a veces y solo a veces,
tu recuerdo me llama con reproche.
No me arrepiento de las cosas que hice mal,
pero si de la tinta que de secar.
En estas lineas dejo
lo que no supimos encontrar,
con la extraña esperanza
de que tu si supieras mi nombre.

Olvido.

Hay algo obsceno y natural
en tú juventud y belleza,
me recuerdan a lo que perdí
y a lo que nunca tuve.
Nunca tendré claro
sí alguna vez fuiste mía
o simplemente fui un capricho,
pero valió la pena
cada segundo, cada latido,
cada dolor, cada pecado,
cada tu y cada yo.
Nos olvidaremos algún día
y por ello doy gracias a dios
la vida ya es bastante dura
como para no olvidar.
¿Que ocurrió primero
el amor o el olvido?
El olvido deja hueco
para alguien nuevo en el corazón,
como el sepulturero
hace espacio en un nicho.
Amor y muerte, vida y olvido.

A estos versos invito yo.

Últimamente pequeña
estás jodidamente hermosa
y lo peor es que lo sabes.
No hay nada más peligroso
que una mujer consciente
de el poder que tiene
en cada una de sus curvas.
Pero la música suena
y me niego a ser el primero
en irme a casa.
Queda mucho por bailar
y la noche es joven por mi.
Una madrugada de estás
me cobraré la copa
que hace tiempo me debes
y ya hablaremos
de propinas e intereses.
Pero ésta noche
a estos versos invito yo.

Ojalá pudiera.

Ojalá pudiera
arrancarme del pecho
esa parte que ya no es mía
y así poder vivir en el frío
que dejó tú calidez.
Ojalá pudiera
dejar de escribirte
y no pensar en ti
cada maldito segundo.
Me mataría mil veces
sí pudiera borrarte
de cada uno de mis sentidos,
desrecorrer cada una
de tus perfectas curvas.
Ojalá pudiera olvidarte
con la intensidad que te amo
o no amarte tanto
como nos odiamos
a nosotros mismos.

Prêt-à-porter.

Ojalá los sentimientos
fueran una fina prenda
de la que nos pudieramos desprender
al final del largo día.
Poder dejarlos en la cesta
con la ropa sucia
y a la mañana siguiente
empezar de cero.
Sin manchas, ni olor
a sudor y lágrimas.
Algo simple y liviano.
Tener nuestros sentimientos favoritos
guardados en el armario
para ocasiones especiales.
Sentimimentos de temporada,
sentimientos de moda,
dar un look retro a lo que sentimos.
Poder regalarlos
y comprarlos en las rebajas.

La mano del muerto.

Jugué por jugar
y nadie me dijo
que se apostaba.
Yo que nunca supe ganar,
tú con tú mal perder.
Las fichas fueron besos,
las manos las jugamos
en tú blanca piel.
Perdí hasta la camisa,
tú no encontrabas las bragas.
Tan atenta a las jugadas
y yo perdido en tus ojos de gata.
Somos dos faroleros
que no engañan a nadie,
con ases y ochos
escondidos en las mangas.
Fuiste con todo
con el maquillaje corrido
y mi corazón en el bolsillo.
Sírveme otra copa
y reparte cartas
que la noche es larga
y en casa nunca se gana.

1001

El sol no brilla
en este desierto
húmedo y dulce
con senos por dunas.
Las sirena cantan,
las campanas doblan
y finjo que no es por mi,
empachado de manzanas,
durmiendo el sueño de los justos,
en mi ataúd de cristal.
Esperando un beso
que nunca me hace despertar.
Pasando mis mil y una noches
de insomnio, corazones rotos
y cigarros mal apagados.
Escuchando tus cuentos
que ya no engañan a nadie.
Escribiendo poemas de amor
en el polvo de mi vitrina.
Escapando de mi mismo
para poder huir otro día.

La extraña naturaleza.

La blanca nieve
en un cálido verano.
La fría lluvia
en un día soleado.
Nada es más bello
ni más inesperado
que tus besos.
Así apareciste en mi vida,
hermosa y sin motivo.
Lluvia sin nuves,
hielo sin frío,
amor sin aviso.
El corazón no entiende
ni de clima, ni de razones,
pero sabe lo que quiere.
Se mi lluvia y mi nieve
sin importar la estación.
Yo seré tú sol en la noche
y tus estrellas a pleno día.
Así lo que no tenga lugar
en la cruda naturaleza,
será algo común
en nuestros corazones.

Puto fútbol.

Ha llovido mucho
desde ese chaval del extrarradio
al que se le daba fatal el fútbol.
Ha llovido demasiada mierda,
demasiadas sonrisas,
demasiadas caricias,
demasiada barra,
demasiada carne de cañon,
demasiado talego.
Pero hubo momentos
en que todo valió la pena,
esas pequeñas calamas
después de tú tormenta.
Puede que al final de la corrida
no se me diera mejor vivir
que darle al balón.
Nunca colé un gol,
pero vaya sí he jugado,
pese que la vida se empeñaba
en elegirme siempre el último.
He recorrido mucho campo,
hay quién diría que para nada,
pero que sabrán de la vida
los que marcaron.

Corazón de cristal.

Tú corazón de cristal
tirado por la alfombra,
roto en mil pedazos,
se me clava en los pies
cuando doy un paso hacía ti.
La única ventaja
de estar muerto
es que mi sangre
no te manachará el parquet.
Camino y no te molestas
siquiera en alejarte.
Mis pies parecen
putas bolas de discoteca
y tú pareces haber olvidado
que "te quiero" es el pié
para tú monólogo.
Despediría al escritor,
sí no fuera yo mismo
y hubiera cobrado algo.
Otra vez aquí,
cagándola liena a línea
de cara a un portátil
que conoció tiempos mejores.

Entretiempo.

La vida es más fácil
siendo un tempano de hielo,
sobretodo sí nunca
juegas con fuego.
Pero tarde o temprano
la lluvia nos arrastrará a los dos.
Ningún invierno es eterno
y acaba hasta el más largo
de los calurosos veranos.
Aún asi,
creo que el entretiempo
no es para mi.
Derritamonos y consumamonos,
una y otra vez, juntos,
antes de la próxima estación.
Dejemos de ser dos extraños
en un viejo tren
antes de que vega el revisor.

Marcado.

Hay algo en tus besos
que nada lo puede borrar.
Ni las sonrisas fáciles
de hermosas desconocidas.
Ni otros amores,
ni un millar de versos,
Ni un centenar de copas
con sus respectivos cigarros.
Ni las amantes,
ni los amigos.
Ni las cajeras simpáticas
de los supermercados.
Ni los libros,
ni el cine americano.
Marcaste mi alma
con tus finos labios
y sin quererlo ambos
soy de tú propiedad.

Gula.

Los días pasan por pasar,
sin sentido ni razón,
y mis noches en vela,
a veces por asco,
otras en blanco,
muchas dando a la tecla
y hasta agunas pocas
haciendo el amor.
Nada llena éste vacío
en el que se ha vuelto
mi disoluta vida.
Un vacío que engulle todo
creciendo cuanto más come.
¿Soy el plato o el comensal?
La mesa está puesta,
la cocina quedó en silencio
y los invitados llegan tarde.
Como envidio a la carne del plato,
al menos en esta mesa
la vida y muerte de alguien
tuvo algún sentido.

Cómplices

Te llevo en mi piel
porque la vida nos ha separado.
Eres cada día
mi primer y último pensamiento.
Pasaría por cien infiernos
sí eso te supusiera el cielo.
Sangraría hasta la última gota
de mi sucia sangre
porque tú no sufrieras
ni un misero rasguño.
Estaría sólo toda mi vida
porque tú siempre estuvieras
en buena compañía.
Pero no puedo protegerte,
ni siquiera sé de ti.
Sólo espero
que además del color de ojos
hayas heredado mi rabia,
es lo que éste mundo
jamás nos podrá quitar
y te hará levantarte
todas las veces que caigas.
Lucha hija mía
que no te vuelvan a quitar
lo que nadie nos podrá devolver.
Vive está vida injusta
de la que siempre seremos cómplices.

Rompecabezas

Desconozco totalmente
sí eres una muñeca rota
o el más complejo
de todos los rompecabezas.
No tengo claro
sí lo tengo todo
o sólo me das las migajas.
Los dos juntos
hacemos un puzzle
que no sé sí no encaja
o nos faltan piezas.
Igual soy yo
el que está roto
y no me hago a la idea
o simplemente estoy jugando
a un juego que no sé correponde
ni al tablero ni a las fichas.
Sólo tengo claro que te quiero
y que tú lo hagas
no depende en nada de mi.
Pero aquí sigo
jugando a éste juego de ti
perdiendo contra mi mismo.

Hay veces que aprendo de ti.

Soy de esa gente
que puede decir
que ha visto cosas,
algunas tan bellas
como efímeras,
otras que me cuidaré
tener que volver a ver.
He tenido lo que he querido
tantas veces en mis brazos
como las que no he sabido
conservarlo.
Hay días que me siento
mucho más viejo de lo que soy.
Quedarse en la cuneta
nunca fue para mi una opción,
pero hay mañanas
que de verdad cuesta levantarme
y cada vez es más raro
no pasar la noche en vela.
Aquí sigo apuntanlando
mi pequeño castillo de arena
y las olas no se van ir.
Nunca aprendí nada por la buenas,
pero hay veces que aprendo de ti.

Muero porque no mueres por mi.

Me muero poco a poco
porque no te mueres por mi.
Quisiera quitarte el sueño,
que no puedas sacarme
de tú cabezita loca.
Hacerte perder los papeles
y que tengas que buscarlos
por el suelo a cuatro patas.
Que pases las noches
maullando por mi polla
y que todas las mañanas
me traigas tú corazón
en una bandeja a la cama.
Que sólo el hecho
de que mi nombre
salga de tus labios
te humedezca las bragas.
Deseo descongelar tú alma
y beberla en tragos cortos,
que grites al viento
lo mucho que me amas,
que seas mía
en la medida que yo soy tuyo
y que los próximos versos
me los escribas tú.

Nada es real.

Nada es real
más allá de tú latido.
Mi cabeza reposada
en tú cálido pecho.
Tus perfectos senos
balanceándose suavemente
al ritmo de tú aliento.
Nada es real
más allá de tú pecho.
Sólo hay un mundo
carente de toda importancia
más allá de rubor
que recorre tú piel.
Nada es real
más allá de tus brazos.
Ni yo mismo lo soy
cuando estoy entre ellos,
sólo soy la sombra
de lo que por ti siento.

Combatiendo el calor con fuego.

Rompiendo mi corazon
hasta hacerlo polvo
para que vuelva a ser uno,
las leyes para que haya justicia,
el silencio para estar callado.
Combatiendo el calor con fuego,
el frío con hielo,
la amargura con hiel,
la rabia con irá,
el cariño con amor.
Matar el tiempo con los años,
la melancolía con esperanza,
el deseo con sexo,
tus ojos con los míos.
Luchando día a día
la sinrazón con la locura,
el desorden con el caos,
la luz con el sol.
Haciendo de cada cosa
su superlativo,
para sentir que sigo vivo
tan muerto como estoy.

Deudas de juego.

Esas palabras dichas
a las luces de las velas.
Promesas de almohada
tan hechas de corazón
que aunque no se cumplan
siempre serán ciertas.
Aunque los labios que las dijeron
nunca vuelvan a encontrarse,
pese que algunas deudas de juego
nunca lleguen a saldarse.
Ese "sí quiero"
siempre será más eterno
que los amantes que lo dijeron.
Quizá nunca lleguemos a Las Vegas,
tal vez nunca te de hijos,
igual nunca te beso
bajo la cálida lluvia de verano,
ni paseemos por los Elíseos,
pero por un momento,
las palabras más sinceras
que jamás dijimos,
pese que jamás se cumplan,
nos hicieron más grandes
de lo que nunca fuimos.

Gritar, danzar y malvivir.

Gritar a la muerte
"puta, me debes un baile".
Danzar con mis demonios
por el filo de la navaja
hasta el amanecer.
Cantar victoria
cuando estás más jodido,
retirarse
cuando no se puede perder.
Dartelo todo a fondo perdido,
amarte con cada fibra de mi ser.
Cantar toda la noche
a la soledad y el olvido.
Escribir los mas bellos versos
en tú blanca piel.
Quizá vivir así no sea vida,
pero es la única manera que sé.

Creacionismo.

¿Que estuvieron antes
mis versos o tú belleza?
Quizá te escribí
para mitigar mi soledad.
Que carga más dura
ser tú creador
mientras tú me niegas
y me matas poco a poco,
como el hombre moderno
hizo con dios.
Nadie es especial,
con medias verdades
nos hacemos especiales
los unos a los otros
y las mentiras que nos contamos
hacen por sí solas el resto.
Tal vez hubiera sido mejor
jamás escribirte,
tampoco se puede descartar
que me creaste tú al leerme.

Polvo y huesos.

Cuando la vieja parca
venga por el baile
que hace tiempo le debo
y de mi sólo queden
polvo y huesos.
Mi aliento será tú aliento,
tú corazón latirá por los dos,
tus ojos que son los míos
me miraran de nuevo.
La sangre que derramé
a ahora correrá en ti,
mi rabia será tuya
y tú valor será el mío.
Llaceré en ti para siempre,
serás mi santo sepulcro,
la muerte unirá
lo que la vida separó.

Promesas.

¿Donde fueron
todas la promesas
de amor eterno
que hicimos
bajo las húmedas sábanas?
Rotas, disueltas,
arrastradas por el viento
o simplemente olvidadas.
Pero en su momento,
con nuestros corazones
redoblando juntos,
piel contra piel,
alma con alma,
esas palabras de amor
fueron capaces de hacer la luz
sí lo hubieramos pedido.
Las palabras
tan eternas y efímeras
como lo fue nuestro amor.
Espero que ésas promesas
hayan encontrado otros labios,
otros amanates, otros corazones
más dignos de ellas
que tú y yo.

Perdedor nato.

Me rompí el corazón
de usarlo más que la polla,
en contra de creencia popular.
Que hablen de mi
siempre tuvo su punto,
las malas lenguas
saben lamer mejor.
He sabido cosechar
mis pequeñas victorias
pese a ser un perdedor nato.
Nadie me eligió para la gloria
pero muchas
para pasar un buen rato.
Y aquí estoy otra vez
buscando a dios
en tus curvas y labios.
Sí éste mundo
fuera un poquito mejor,
escribiría menos
y te amaría mucho más.

Brindo por ello.

No sé a cuantas mujeres
he sido infiel,
ni en eso fuiste especial,
pero sí que recuerdo
tú blanaca piel,
tus pezones rosados,
tus ojos marrones de cachorro
y a ti bailado desnuda
bajo la lluvia.
A veces extraño
tus húmedos orgasmos
que enpapaban las sábanas,
siempre fuiste tan buena amante
como mala persona.
Batiste las alas
pequeña mariposa
y el huracán que causaste
arrastro hasta tú recuerdo.
Hoy me he acordado
de porque te fuiste
y sigo sin ser nadie
pero brindo por ello.

Pereza.

Quiero alimentarme
copiosa y exclusivamente
de tabaco y sexo oral,
que los días pasen
sin levantarme de mi cama.
Que las sábanas
se peguen a mi piel
hasta parecer un tatuaje.
Dejar que la pereza
se convierta en mi religión
y el nihilismo mi única filosofía.
¿Que más da sin ti
todo el puto mundo?
Sin ti mi cama
es una blanda celda.
Los días pasan,
las noches me arropan,
yo aquí me pudro
en la prisión de mi carne
y tampoco es que a nadie
en realidad le importe.

Borrador

Una vez más
contra un paredón
en forma de papel en blanco.
Intentando llenar
el silencio que nos separa
con simples palabras.
Escribiendo por mi
y por todos mis compañeros,
para que nunca
nos olvidemos en la locura,
para que la pérdida
no se aune al olvido.
Otro verso, otra palabra,
otra vida sin sentido y sin ti,
otra muerte de aburrimento
y porque siempre hay otro.
Tampoco es que impoten
demasiado los demás,
cuando rara vez hubo
un tú y yo,
más allá de un simple borrador.

Morir en domingo.

Muero un poco
cada domingo,
mi alma se diluye
en el cielo gris
que dejó la tormenta.
Nunca supe estar en paz,
no se me hizo para la calma.
No entederé jamás
como se le ocurrió a Jesús
resucitar ese puto día.
¿Que viene después
de haber alcanzado la gloria?
Se que hacer en la derrota,
simplemente lias el petate
y te buscas otra guerra.
¿Pero que hace uno
cuando gana?
¿Disfrutar de el domingo
tirado en la cama?
Nunca se me dieron bien
los finales largos
y he de vivir uno
cada maldita semana.

Fuego

Por un breve isntante
en este perfecto momento
todo tiene sentido,
sabemos que hacemos aquí.
La cama gime
al igual que tú
Y el ritmo de mis embistes
marca el tempo
de ese dueto.
Tú me rodeas con las piernas
arrastrandome con ternura
a tus más cálidas profundidades.
Perdidos el uno en el otro
es la única manera
en la que sabemos ser
nosotros mismos.
Sin dudas
y sin ningún sentido,
todo se reduce
a cuando se apagará el fuego.
La llama dejará paso
a dos extraños enfriamdose
el uno junto a otro,
en un colchón barato,
abrazándose por pura educación.

Vive tú mentira mi reina.

Nunca un ser tan horrible
tuvo ten bella voz,
ni tan perfectas curvas.
La vida te colmo
de cada pequeño capricho
y te creiste con derecho
a exigir mucho más.
No se quién fue más imbécil,
tú por creerte especial
o yo por pensar que lo eras.
¿Que sabrá de amar una persona
tan encatada de haberse conocido?
Vive feliz en tú mentira
que yo seguiré con mis versos.
Mejor ser sólo una buena polla
que una mala persona.
No te preocupes reina,
que papá te comprara un poni
para quitarte el disgusto,
sí alguna vez te dignas
a leer éste pobre poema.

Redoble.

Puedo perder
todo lo que amo,
todo lo que tengo,
toda esperanza.
Pueden caer
mis ídolos,
mis banderas,
mis dioses
de sus viejos pedestales
y hasta el mismo cielo
sobre mi loca cabeza.
Pero mi remendado corazón
seguirá latiendo
con más o menos fuerza,
pero sin perder el ritmo.
Hasta puede que otros
se le unan
en un redoble tan fuerte
que no dejé escuchar
las vacías palabras.
Ese viejo redoble
que seguiré siempre
hasta que un día
mi corazón se pare
y los latidos
de los que me sucedan
sigan redoblando
mientras quede un hombre justo
que no se rinda,
ni tema perder una guerra.

Vacío.

Escribo con palabras
tan vacías como yo mismo
en nombre de una belleza
que sí alguna vez poseí
no supe conservar.
Todo lo bello es eventual,
frágil en un segundo
de la más breve eternidad.
El motivo de todo esto lo pierdo
como sí unas llaves fuera,
para encontrarlo luego
dónde jamás se le espera.
¿Quién necesita motivos
quedando algo de corazón?
Mi falsa humildad
me prohíbe buscar una razón
que de sentido a mi mundo
y mate la magia de lo que soy.
Que el viento de levante
al llevarse mis palabras
hinche mis velas.
Quizá la mar me regale
lo que no encontré en la tierra.

Otra madrugada más.

Otra madrugada más
bailando con el teclado,
jugando con las palabras
hasta que me pille el sol.
Recuerdo otras madrugadas
en la fría compañía de un arma
con las estrellas recordandome
dónde estoy y que soy.
Las he tenido peores,
frías y eternas al son
de los sonoros ronquidos
de mi compañero de celda.
También las hubo
muchísimo mejores
en la más cálida y suave
de las compañías.
Sí el sol me ha de pillar
mejor que me pille follando
que jugando con rimas
que no importan a nadie.

Reflejo.

Cuantos bellos rostros
has tenido a lo largo
de mis días y de mis vidas.
Cuántas veces has hecho
latir mi negro corazón
y cuántas otras
lo has roto en mil pedazos.
Has tenido más colores
que la paleta de un pintor
y cuerpos tan distintos,
pero siempre esa suavidad,
algunas veces hasta fuerza.
Me pareces siempre la misma
pero sólo es mi reflejo en ti.
Hoy te vas, ayer viniste,
mañana volverás sin ser tú.
Yo que te he hecho especial
y con gran dolor puedo destruirte.
Quizá no pueda
y al olvidarte muero yo,
tampoco es que importe mucho.
Sé que no será hoy,
que esto no es un adiós
y que estos nunca son
los últimos versos que te escribo.

Viejos desconocidos.

La carne se enfrió
y el viento arrastró
mis tristes versos al olvido.
Barridos y escondidos
bajo la alfombra,
junto con todas aquellas
palabras de amor
que nos susuramos al oído.
Sin una muerte heroica,
sin una última batalla,
casi sin darnos cuenta
todo estaba perdido.
Y esos hermosos ojos
en los que tantas veces me perdí,
me miraban otra vez fríos,
como a un viejo desconocido.
Sí hay algo más triste
que un largo adiós,
es el no molestarse en decirlo.
Te lo dice alguien que
nunca supo despedirse,
ni callar, ni rendirse,
y nunca supo vivir sin ti,
ni tampoco contigo.

18 de Abril

Nacisteis el mismo día y lo único que tenéis en común es mi viejo corazón. No se dormir sin una y otra me quita el sueño. Sois demasiado para compartir un poema pero cabéis justo en lo más hondo de mi. Dándome aliento y quitándomelo. Mi fría musa, mi cálida mujer. Mi pájaro azul, mi conejo blanco. Me dais la vida y me la partís en dos.

Cita en Macondo.

Sólo conocí de ti
las huellas negras sobre blanco
que dejaste a tú paso
y sin embargo fuiste
fiel compañero en mi camino.
Me acompañaste en la felicidad,
en el día, en la noche, en la cárcel.
Escuche tus palabras,
no con los oídos,
pero sí con el corazón.
Siempre viviras
en toda biblioteca que se precie.
Te dedico estos tristes versos,
no como un adiós
si no como un hasta luego.
Nos volveremos a encontrar
como siempre en Macondo,
querido maestro Gabo.

Buscando lumbre.

Te perdí
como el que pierde
un mechero en la cama.
Yo con un cigarro en la boca,
tú a escasos centímetros
y lo mismo hubiera dado
que estuvieses al otro lado
del puto mundo.
No te encutro,
no hay lumbre.
Es el simil más real y triste
que he podido imaginar
para definirnos.
El mechero lo encontré,
me fumé el pitillo,
pero a ti te sigo buscando
mientras duermes a mi lado.

Verso a verso.

Soy plenamente consciente
de que nací con la sensibilidad,
pero sin la constancia,
ni el talento necesario.
Cree asombrosos prestigios,
sin molestarme en aprender
el más simple de los trucos.
Cuanta tecla apretada
simplemente porque creí
que podría hacerlo
sin poner el alma en ello.
Cuanto de mi he dejado
perderse en un papel
o en una cascada pantalla.
¿Y para qué?
¿Por ti?¿Por mí?
¿Por mí enorme ego?
Tal vez me miento a mi mismo
con palabras rebuscadas
o simplemente intento
pasar página verso a verso.

Estoy vivo.

Quizá sea de esas personas
demasiado sensibles
para este crudo mundo
o simplemente es la excusa
que me he montado,
para justificar el cabrón
egoísta y autocomplaciente
en el que el tiempo
me ha convertido.
Soy prisionero de la belleza
que nunca poseí
y sólo tengo como guía
un remendado corazón
tan lleno de rabia como de amor.
Vivo para odiar al hombre
porque me da pena,
para desear a la mujer
porque no la comprendo.
Escribo porque no conozco
otra sucia manera
de mantenerme cuerdo.
"El Arte es morirse de frío"
Como siempre me dijo mi padre.
Ese frío duele y al final
es lo único que me recuerda
que estoy vivo.

Otra vez.

Otra vez aquí,
en mi pequeño hábitat
de cemento, carne y asfalto,
alimentadome a desgana
de las naturaleza muertas
pintadas en muros de cal.
Acunado en la vacía compañía
de mis ausencias
me arrastro poco a poco
para seguir inmutable,
como la sombra que proyecta
un reloj de sol
en una noche de luna llena.
Quizá mis palabras,
mis sentimientos y mi vida
no tienen sentido para ti.
¿Pero que lo tiene?

Tal vez mañana.

He vuelto a salir
de una cama sin ti
sin más motivo o razón
que la que tiene el mundo
para seguir girando.
Juego en el espejo
a buscar las diferencias
entre quién creo que soy
y quién imagino que fui.
Puede que hoy deje tras de mí
algo mejor de lo que encontré.
Tal vez aprenda a saber vivir
o en su defecto a no caer.
De momento aquí estoy,
viviendo por no saber morir.
Escribiendo por no saber amar,
hablando por no querer callar.
Buscando lo que no perdí
ya que nunca lo tuve.
Y sigo girando sin rumbo
como este planeta tiste y azul.
Tal vez mañana algo tenga sentido.

Bailar en la arena.

Nunca fui
un tipo bien plantado,
más bien
todo lo contrario.
Pero la noche
siempre fue generosa conmigo
y no me corte
en abusar de sus frutos.
Los amantes,
los placeres,
los pequeños triunfos
quedaron tras de mi
en la arena
de este viejo circo.
No está nada mal,
para alguien que sólo sabe pelear,
tal vez sepa hacer más
pero es lo único
por lo que me pagan.
Y aquí sigo bailando
sin saber llevar el paso,
sigo pese que la música
hace tiempo que ha parado.
No tiene sentido
aguantar por aguantar
pero nunca supe
poder quedarme en casa.

Puede que...

Puede que no pase
las noches pensando en ti,
ya que me las paso contigo.
Tal vez no me quites el sueño 
porque no se dormir
sí no es en tus brazos,
mi pequeño pajarito.
No eres solo mi amada,
ni un objeto de deseo,
tampoco sólo mi amante,
eres toda mi vida,
mi compañera, mi confidente,
eres más yo que yo mismo.
Puede que no te llene
libretas de versos como antaño,
sí bien no siempre eres el motivo
por el que escribo,
eres por lo que vivo.
Ninguna palabra te hace justicia,
no hay pena o alegría que nos separe.
Más tuyo que de nadie,
te escribe desde nuestra
diminuta y alquilada cama,
el tenorio de tú marido.

Copos de nieve.

He buscado a alguien
que me haga sentir
igual que lo haces tú.
Te he buscado
en cada sonrisa,
en cada mirada,
en cada beso,
en cada cama.
En los cálidos abrazos
de hermosas desconocidas
y tú nunca estabas.
Es curioso,
las mujeres sois
como copos de nieve,
tan iguales como unicas.
Busco noche tras noche
copa tras copa
polvo tras polvo.
Y he de confesar,
mi pequeño y frío
copo de nieve,
que me he cansado
de buscar.

En el fondo.

Allí donde no podéis ver,
en la oscuridad de mi alma,
muy por debajo
de las cicatrices y la tinta,
mucho más abajo
de toda la testoterona,
hay algo que ni yo mismo
sé como funciona.
Fuera de las frías luces
de los focos de vuestras miradas,
entre las bambalinas
de la simple realidad,
está el oscuro motor
que mueve mi mundo.
No lo veis
porque quiero que sea así,
y siendo sincero,
tampoco hay nada que ver.

En ti.

Quizá enterrado en ti
pueda dejar de sentirme sólo.
Puede que una tras otra
logreis llenar mi vacío.
O tal vez,
lo poco que queda de mi
se quede en ese laberinto
de vaginas y senos
junto con mi semen.
Me vacío,
poco a poco,
de orgasmo en orgasmo.
Sí no sois todo
lo que me falta,
seréis lo que me consume.
Igual nunca hubo nada
digno de consumir.
Sí no sois mi veneno,
ni mi cura,
sólo soy un borracho
que se busca a sí mismo
en vuestros rincones más hondos,
como sí fuerais botellas.

Sólo son palabras.

Quisiera ser capaz
sólo con estás pobres palabras
de poder hacerte mía
de conseguir que me amaras.
Pero es pedir demasiado
a unas tristes letras.
Las comas y acentos
no saben nada de afecto.
Un punto final
no sirve para frenar
los sentimientos,
total, son sólo palabras.
La tinta corre
por la hoja blanca.
Como sí llegara tarde
a una cita.
Las palabras salen
como sí me las susurraras.
Y por un sólo instante
creo que tengo el conjuro.
Creo que he despertado la magia.
Pero tú eres tan bella
y al fin y al cabo,
esto son sólo palabras.
Quizás leas esto
y te saqué una sonrisa,
Puede que te haga
pensar en mi,
mientras duermes sola
en tú pequeña cama.
Sí te quita el sueño
sólo por un instante
habrá merecido la pena.
Sí no surte efecto
tampoco pasa nada.
¿Que más da?
Sí sólo son palabras.

Punto de ruptura.

Así es como debía acabar,
tú harta,
yo roto para variar.
Y siento
que pudo ser de otra forma,
pero ahora que más da.
Me acerco,
te alejas.
Me besas,
te muerdo
y vuelta empezar.
Siento no haber sabido
ser otra persona,
se que tú no puedes serlo
por los dos.
Y te vas
porque no tuve huevos
a hacerlo antes.
Y me quedo sin saber
sí reír o llorar.
Sin un adiós,
sin pensarlo,
se rompio nuestra mentira.
Las vendas cayeron al suelo
dejando desnuda la verdad.
Esto nunca pudo ser
y nunca fue.
¿A quién queremos engañar?
Te diría un par de cosas
sí fuera un hombre
de verdad.
Dejemoslo
ahora que aún podemos.

18 de abril.

Nacisteis el mismo día
y lo único que tenéis en común
es mi viejo corazón.
No se dormir sin una
y otra me quita el sueño.
Sois demasiado
para compartir un poema
pero cabéis justo
en lo más hondo de mi.
Dándome aliento
y quitandomelo.
Mi fría musa,
mi cálida mujer.
Mi pajaro azul,
mi conejo blanco.
Me dais la vida
y me la partís en dos.

Morir por amor.

Morir por amor sería hermoso,
pero es muy triste hacerlo sólo.
Cristo en su cruz
sacrificandose por todos,
nosotros de copas
y viendo de pillar algo.
Tal como está el patio
mejor hacer kebap con el cordero.
El amor sólo existe en el cine
y la vida es corta
para andar buscando.
Entre Barbies de polígono
y princesos Disney,
mejor quedarse en casa
viendo en internet porno.
Morir por amor quizá
no sea ni la mitad de hermoso
que quiera vivir contigo.

Bola sin nieve.

El tiempo pasó levemente
en forma de pequeñas pinceladas
en éste pequeño barrio
perdido de la mano del mañana.
Los mismos olores
y algún nuevo color.
Los mismos ojos
un hombre viejo
que ya poco tiene que ver
con aquel niño raro.
Es como volver a un pasado
guardado en una bola sin nieve,
que yace en una estantería,
por la que no se quita el polvo.
Un mundo simple
que siguió sin mi
tanto como sin pena ni gloria.

Cenizas

La vida sin ti
sigue teniendo
el mismo sentido
que contigo.
No es más fácil
pero sí más simple.
Todo sigue
más o menos
en su sitio,
salvo quizá nosotros.
Quizá todo brille
un poco menos
desde que no estás tú.
Pero no eres la primera,
ni en estar, ni en irte.
Tampoco eres
la que más dolió.
Cuando nos cruzamos
volvemos a ser dos extraños,
tampoco es tan trágico.
Después del fuego
sólo somos cenizas.

Mudanza

Ésta puta vida
a mi no me cabe
en unas cuantas cajas,
ni en cuatro paredes,
ni siquiera en una casa
con una bonita valla blanca,
pero lo intento,
lo intento una vez y otra.
Sin quererlo
he acabado perteneciendo
a todas mis cosas,
a mi gente, a mis gatos.
Nunca lo quise, pero es así.
No hay nada malo
en echar raíces,
aunque hay veces
que la maceta
se me hace pequeña
y nunca tuve claro
sí soy una mala hierba
soñando que es un árbol.

En un momento dado.

Tú en otra ciudad,
en otro mundo,
en otra vida.
Quizá en otros corazones
y en otros versos.
Pero siempre
la misma chica triste
con la mirada pérdida.
Tú en otros brazos,
en otros lavios,
en otras relaciones.
Pero en un momento dado,
por un sólo instante,
fuiste toda mía.
O eso me gusta pensar.
Mi roto corazón
nunca atendió a razones
y se niega a olvidar,
que una vez fuiste el motivo
por el que el latía.

Reencuentro

Te volví a ver otra vez
paseando por mis recuerdos,
con tú vieja camiseta azul
y unos raidos vaqueros.
Hacia tiempo que no venías
y tampoco es que lo extrañase,
sí te puedo ser sincero.
Pero aquí estás otra vez,
joven como ya no eres,
paseando por viejas fotos
amarillentas y llenas de polvo.
¿A quién mirarán ahora
esos tristes ojos marrones?
Tampoco es que importe.
Hace años que no te amo,
pero a esa chica sí la amé.
Y quizá siempre lo haré,
hasta que vuelva a olvidarte.
Adiós mi vida,
no te molestes en volver.

Subió la marea.

Subió la marea
y destruyó el castillo
que construimos juntos
en la sucia arena.
Una vez más
cogeremos pala y cubos
y con infante constancia,
volveremos a empezar.
Lo que el amor ha unido
las olas no podrán separar.
Juntos y vencidos,
lucharemos una vez más.
Lo que no consiguieron
los barotes, ni la vida,
un puñado de euros
no lo podrán.

Se puso el sol.

Ya no se muere
ni se mata por un verso.
Ya no se lucha por ideas.
Las palabras
no valen ni un euro
y nadie ama
a la madre tierra.
Hace tiempo
que se puso el sol
en este triste reino,
que ya no conoce dios.
Ya no vivimos
a sangre y fuego
y el viejo tercio
dejó de remendar
la piel del tambor.

A cien camas de distancia.

Tú a cien camas de distancia,
yo sin poder dormir.
Tú a pierna suelta en tu cama
y yo pensando en ti.
Una noche de estás
estaremos juntos
y no precisamente
en un triste verso.
Una noche de estás
dejaré de soñar contigo,
para dormir en ti.
Puede, y sólo puede,
que a la luz de la Luna
se acabe haciendo realidad.
Hasta entonces
estaremos juntos aquí.

Desde mi celda.

Entre los barrotes de la ventana
que hay en mi celda puedo ver
una camiseta blanca y sucia
enredada en alambre de espino.
Parece un pájaro de origani,
hermoso contra un cielo
que nunca me pareció más azul.
Desde el chabolo trenta y seis
veo a los pájaros sobrevolando
los grises y espinados muros.
En éste mundo al revés
yo soy el que canta en su jaula.
A veces sueño con esas paredes
manchadas de nicotina y tristeza.
Algo de mi sigue allí,
pese al cemento y el acero,
nunca me he sentido más libre.

Otro ridículo poema de amor.

Y ahora que paso la noche
escribiendo una y otra vez
ridiculos poemas de amor.
Cubriendo hojas y hojas
de tinta y anhelo.
Seguramente éste
nunca fue tú rollo.
¿O acaso me equivoco?
Mis desvelos rara vez
te quitan el sueño,
pero sí he de estar
sentado en tú banquillo
prefiero que sea como acusado.
Como puedes ver
lo he vuelto a hacer,
noche tras noche,
verso tras verso,
poco a poco,
beso a beso.
Aquí seguiré
amandote y escribiendo.

Ignorante belleza

Admiro en silencio
la ignorante belleza
que luces con orgullo.
¿Cual es el valor de un verso?
¿Porque la cruda vida
pesa menos que una bala?
¿Cuanto tarda en cicatrizar
un corazón roto?
¿Porque algunos objetos
poseen un alma?
¿Que precio tiene un hogar?
¿Cuanto vale un copa?
¿Se paga bien
el sudor de mi frente?
¿Que cantidad de luz
necesita una flor?
¿Que me hace cada día
poder levantarme?
Por sí alguna rubia
no se ha enterado,
esto no va de dinero,
ni siquiera de esfuerzo.
Todo vale el amor
que en ello pones
y me has salido
por un ojo de cara,
pese a que tú lo ignores.

Esto no es lo que pedí.

Viviendo en el filo,
con la piel repuntada
manchada de tinta y melancolía.
Sin un hogar, cutre hogar
donde poder resguardarme.
Habiendo renunciado
a la venganza y la ira.
Volviendo de vuelta de todo,
yendo a ninguna parte.
Con una historia
que hace años que cabe
en un sólo petate.
Viviendo por no saber vivir,
sin valer la pena morir por algo.
Tan fuerte como roto,
tan muerto como siento.
Todo me sabe a poco,
todo me alimeta por igual.
El campo a través
siempre me lleva a un camino,
los sueños me exigen dormir.
Sentado en la fría terraza
de un carísimo restaurante,
sin un camarero al que decir
que esto no es lo que pedí.

Una palabra tuya.

Una palabra tuya
bastará para sanarme,
como en las sagradas escrituras
que ya no importan a nadie.
Una palabra tuya
para clavarme a la cruz,
un beso para sanar mis heridas.
Me derramé en ti,
comiste mi carne,
mis demonios te robaron
tú viejo trono de oro
y un par de vueltas
de tus perfectas caderas
derribaron mis muros.
Éste amor tan antiguo
y a la vez tan nuevo,
éste amor de amores,
mi única verdadera fe,
el único paraíso que quiero.
Mi amada condena,
mi pecado poco original,
di que se haga la luz
y así será.
Con una pala tuya,
con una palabra tuya basta.

Recuerdo.

Recuerdo que no hace mucho
los hombres eramos hombres,
moríamos por causas nobles
vivíamos libres, salvajes,
luchabamos día y noche
por un mañana mejor.
Pero las rebajas llegaron,
vaya sí nos rebajamos,
nos vendimos barato
y tuvimos los santos cojones
de decir que tuvimos valor.
Recuerdo cuando aún
valía la puta pena
morir y matar por algo,
cuando aún nos quedaba
un corazón con lo que hacerlo.
Recuerdo tener un alma
destinada para el cielo
que no temía quemarse
con las no tan nobles intenciones,
que nos arrastraron al infierno.
Lo vendimos todo y a todos,
por un bienestar y lujo,
que sólo han conocido uno pocos.
Todas las mañanas me pregunto
como me queda vergüenza
para seguir viendo mi cara
en el espejo del baño.

Viví

Viví, malviví
y lo no menos importante,
sobreviví para escribirlo.
Luché, amé
y la mayoría de la veces
salí mal parado.
Las cicatrices peores
las llevo por dentro
y ten por seguro
que las de mi piel
no podrías contarlas.
Me levanto para volver a caer
una vez y otra vez
en tus en tus senos
en tus labios, en tu cuerpo.
Mañana me lenatare
para escribir otra vez
versos tristes
en la sábanas sudadas
de mi vacío lecho.
Todo lo que he amado
algún día lo perderé,
pero por suerte el dolor
se va con la vida
arrastrado por el tiempo.

Ciudad de muñecas.

Tan cerca y tan lejos.
Viviendo en tú patadoja,
en una ciudad muñecas
me pierdo una vez y otra.
Tantas caras de porcelana,
tantas paredes de madera.
Lo único real es tú piel.
Algo intangible nos separa,
tan sólido como el cemento
y no se sí más fuerte
que lo que nos une.
Aquí te estoy amando,
sintiendo que te escurres
entre mis dedos.
Sintiendote tan dentro de mi
y alguna veces, tan lejos.

JOJOJOJODER

Año nuevo, vida nueva.
Eso decírselo a mi casera,
Que dice que le debo
tres meses de alquiler.
Al final los reyes magos
no te trajeron a mi lado.
Como todos los años,
a los niños pobres
no nos tocan regalos.
Las navidades dejaron
de ser blancas y entrañables
desde que dejé la coca.
Estás fechas tan señaladas
sólo me han dado
discusiones familiares,
resaca de bourbon malo
y tomar Almax de postre.
Bueno señores,
éste cuento se ha acabado,
he malvivido otro año.
Adiós a la Navidad
JOJOJOJODER.