Entretiempo.

La vida es más fácil
siendo un tempano de hielo,
sobretodo sí nunca
juegas con fuego.
Pero tarde o temprano
la lluvia nos arrastrará a los dos.
Ningún invierno es eterno
y acaba hasta el más largo
de los calurosos veranos.
Aún asi,
creo que el entretiempo
no es para mi.
Derritamonos y consumamonos,
una y otra vez, juntos,
antes de la próxima estación.
Dejemos de ser dos extraños
en un viejo tren
antes de que vega el revisor.

Marcado.

Hay algo en tus besos
que nada lo puede borrar.
Ni las sonrisas fáciles
de hermosas desconocidas.
Ni otros amores,
ni un millar de versos,
Ni un centenar de copas
con sus respectivos cigarros.
Ni las amantes,
ni los amigos.
Ni las cajeras simpáticas
de los supermercados.
Ni los libros,
ni el cine americano.
Marcaste mi alma
con tus finos labios
y sin quererlo ambos
soy de tú propiedad.

Gula.

Los días pasan por pasar,
sin sentido ni razón,
y mis noches en vela,
a veces por asco,
otras en blanco,
muchas dando a la tecla
y hasta agunas pocas
haciendo el amor.
Nada llena éste vacío
en el que se ha vuelto
mi disoluta vida.
Un vacío que engulle todo
creciendo cuanto más come.
¿Soy el plato o el comensal?
La mesa está puesta,
la cocina quedó en silencio
y los invitados llegan tarde.
Como envidio a la carne del plato,
al menos en esta mesa
la vida y muerte de alguien
tuvo algún sentido.

Cómplices

Te llevo en mi piel
porque la vida nos ha separado.
Eres cada día
mi primer y último pensamiento.
Pasaría por cien infiernos
sí eso te supusiera el cielo.
Sangraría hasta la última gota
de mi sucia sangre
porque tú no sufrieras
ni un misero rasguño.
Estaría sólo toda mi vida
porque tú siempre estuvieras
en buena compañía.
Pero no puedo protegerte,
ni siquiera sé de ti.
Sólo espero
que además del color de ojos
hayas heredado mi rabia,
es lo que éste mundo
jamás nos podrá quitar
y te hará levantarte
todas las veces que caigas.
Lucha hija mía
que no te vuelvan a quitar
lo que nadie nos podrá devolver.
Vive está vida injusta
de la que siempre seremos cómplices.

Rompecabezas

Desconozco totalmente
sí eres una muñeca rota
o el más complejo
de todos los rompecabezas.
No tengo claro
sí lo tengo todo
o sólo me das las migajas.
Los dos juntos
hacemos un puzzle
que no sé sí no encaja
o nos faltan piezas.
Igual soy yo
el que está roto
y no me hago a la idea
o simplemente estoy jugando
a un juego que no sé correponde
ni al tablero ni a las fichas.
Sólo tengo claro que te quiero
y que tú lo hagas
no depende en nada de mi.
Pero aquí sigo
jugando a éste juego de ti
perdiendo contra mi mismo.

Hay veces que aprendo de ti.

Soy de esa gente
que puede decir
que ha visto cosas,
algunas tan bellas
como efímeras,
otras que me cuidaré
tener que volver a ver.
He tenido lo que he querido
tantas veces en mis brazos
como las que no he sabido
conservarlo.
Hay días que me siento
mucho más viejo de lo que soy.
Quedarse en la cuneta
nunca fue para mi una opción,
pero hay mañanas
que de verdad cuesta levantarme
y cada vez es más raro
no pasar la noche en vela.
Aquí sigo apuntanlando
mi pequeño castillo de arena
y las olas no se van ir.
Nunca aprendí nada por la buenas,
pero hay veces que aprendo de ti.

Muero porque no mueres por mi.

Me muero poco a poco
porque no te mueres por mi.
Quisiera quitarte el sueño,
que no puedas sacarme
de tú cabezita loca.
Hacerte perder los papeles
y que tengas que buscarlos
por el suelo a cuatro patas.
Que pases las noches
maullando por mi polla
y que todas las mañanas
me traigas tú corazón
en una bandeja a la cama.
Que sólo el hecho
de que mi nombre
salga de tus labios
te humedezca las bragas.
Deseo descongelar tú alma
y beberla en tragos cortos,
que grites al viento
lo mucho que me amas,
que seas mía
en la medida que yo soy tuyo
y que los próximos versos
me los escribas tú.

Nada es real.

Nada es real
más allá de tú latido.
Mi cabeza reposada
en tú cálido pecho.
Tus perfectos senos
balanceándose suavemente
al ritmo de tú aliento.
Nada es real
más allá de tú pecho.
Sólo hay un mundo
carente de toda importancia
más allá de rubor
que recorre tú piel.
Nada es real
más allá de tus brazos.
Ni yo mismo lo soy
cuando estoy entre ellos,
sólo soy la sombra
de lo que por ti siento.

Combatiendo el calor con fuego.

Rompiendo mi corazon
hasta hacerlo polvo
para que vuelva a ser uno,
las leyes para que haya justicia,
el silencio para estar callado.
Combatiendo el calor con fuego,
el frío con hielo,
la amargura con hiel,
la rabia con irá,
el cariño con amor.
Matar el tiempo con los años,
la melancolía con esperanza,
el deseo con sexo,
tus ojos con los míos.
Luchando día a día
la sinrazón con la locura,
el desorden con el caos,
la luz con el sol.
Haciendo de cada cosa
su superlativo,
para sentir que sigo vivo
tan muerto como estoy.

Deudas de juego.

Esas palabras dichas
a las luces de las velas.
Promesas de almohada
tan hechas de corazón
que aunque no se cumplan
siempre serán ciertas.
Aunque los labios que las dijeron
nunca vuelvan a encontrarse,
pese que algunas deudas de juego
nunca lleguen a saldarse.
Ese "sí quiero"
siempre será más eterno
que los amantes que lo dijeron.
Quizá nunca lleguemos a Las Vegas,
tal vez nunca te de hijos,
igual nunca te beso
bajo la cálida lluvia de verano,
ni paseemos por los Elíseos,
pero por un momento,
las palabras más sinceras
que jamás dijimos,
pese que jamás se cumplan,
nos hicieron más grandes
de lo que nunca fuimos.

Gritar, danzar y malvivir.

Gritar a la muerte
"puta, me debes un baile".
Danzar con mis demonios
por el filo de la navaja
hasta el amanecer.
Cantar victoria
cuando estás más jodido,
retirarse
cuando no se puede perder.
Dartelo todo a fondo perdido,
amarte con cada fibra de mi ser.
Cantar toda la noche
a la soledad y el olvido.
Escribir los mas bellos versos
en tú blanca piel.
Quizá vivir así no sea vida,
pero es la única manera que sé.

Creacionismo.

¿Que estuvieron antes
mis versos o tú belleza?
Quizá te escribí
para mitigar mi soledad.
Que carga más dura
ser tú creador
mientras tú me niegas
y me matas poco a poco,
como el hombre moderno
hizo con dios.
Nadie es especial,
con medias verdades
nos hacemos especiales
los unos a los otros
y las mentiras que nos contamos
hacen por sí solas el resto.
Tal vez hubiera sido mejor
jamás escribirte,
tampoco se puede descartar
que me creaste tú al leerme.