martes, 14 de diciembre de 2010

LA SOMBRA DEL PERDEDOR

     Díptico de una mañana de domingo (1 de 2)




       Enciendo un cigarro, me planto cara a la pantalla de mi portátil y abro el Word. Lucho con una hoja virtual en blanco. En la realidad estoy tumbado, desnudo en mi cama y a mi lado PLAN C ronronea en sueños. De vez en cuando me giro y miro balancearse sus dulces senos al son de su respiración. Me gusta ver como el humo sale de mi boca estrellándose contra ellos, como olas contra unas rocas, y luego se disipa en el aire.
    Escribir siempre me pone melancólico. Saco mis miserias existenciales en forma de palabras e intento hacer un collage inteligible en negro sobre blanco. Nunca me ha importado lo que escribo sino el hecho de escribir. Me es indiferente hacer un relato de ciencia-ficción  o una canción. No sé qué me mueve  a ello. Ni me gusta, ni lo entiendo. No sé si es mi ego manifestándose, en un triste intento de demostrar que soy diferente y mejor que el resto de perdedores.
     Noto su calida mirada sobre mí, pero no aparto la vista de la pantalla. Termino el párrafo y miro sus ojos claros. Tiene algo salvaje e inocente mezclado en su mirada, como un gato jugando con un ratón. Si tuviera corazón, lo perdería por alguien capaz de mirarme así.  
   -Buenos días, señorita. ¿Puedo ayudarle en algo?
   -Quizás dentro de un rato… De momento me gusta ver como escribes.
   -Es un buen método para engatusar jovencitas. Hay quien se compra una cámara cara y dice que es fotógrafo. Yo, después de una noche de pasión enciendo el ordenata y voy de escritor.
    -MMMM… Escritor y cínico, tú si que sabes como poner a una chica. Déjame adivinar… ¿Te rompieron el corazón, te diste a las drogas y ahora intentas llenar ese vacío en tu interior acostándote con todo lo que se mueve?
    -Nadie es capaz de entender la complejidad del alma humana como una estudiante de segundo año de psicología.
    -Eso ha sido un golpe bajo, incluso viniendo de ti. Quiero desayunar y sexo, no sarcasmo mañanero, para eso tengo a mi madre.
    -Lo siento. Sufro una extraña, desconocida e inventada  enfermedad que me obliga a comportarme como un cretino delante de féminas hermosas.
¿Hago unas tortitas?
    -Zalamero. Quiero mi desayuno ahora.
      Se abalanza encima de mí, besándome apasionadamente. Cubre mi cuerpo de besos, lametones y caricias. Yo le correspondo pero se aparta de mí.
    -Vas a ser bueno y a quedarte quietecito mientras te la chupo.- Y se pone en faena…
    -Yo también quiero jugar….joder…abusona.
    -Te lo mereces por capullo.-Lame la punta de forma juguetona.- ¿Cómo era eso que me dices?- Contempla mi polla antes de metérsela entera en la boca. Se la saca y me mira con rabia en los ojos.-Ya me acuerdo…’Yo, España, tú, Malta’…De aquí no te levantas hasta que te corras, mamón.
      Intento replicar, pero es difícil decir algo elocuente mientras te hacen la mamada del siglo. Me enciendo un cigarro, me relajo y disfruto de la función. No hay nada como fumarse un cigarro mientras te la maman. Me recuerda a esos anuncios de Marlboro de cuando era joven. Un rudo vaquero con un pitillo en la boca y tras el, un atardecer en desierto. Pura exaltación de la masculinidad ante la naturaleza. Humo y sexo oral, la mejor manera de tener un buen día del Señor (Si los que van a misa tuvieran mi opción, no aparecería por ahí ni el cura.). El momento Zen se empieza a diluir en una inminente eyaculación. Ella lo nota y empieza a aumentar el ritmo. Le doy su premio y ella lo disfruta como si no hubiera deseado otra cosa en su vida. Me abraza y me besa aún con restos de semen en lo labios.
    -Cásate conmigo.- Le digo mientras aprieta la cara contra mi pecho y se le dibuja una sonrisa en su cara.
    -Ni en tus sueños más húmedos. Por cierto, te he notado distraído.
    -Nunca se me dio bien disfrutar el momento.
    -¿Y entonces por que hacemos lo que hacemos?
    -Tú, no sé. Por mi parte supongo que no me gusta dormir solo y a la vez intento encontrara algo que borre el velo gris que lo cubre todo.
    -Eres el peor ligue de la historia. Hay gente que mataría por algo como lo que tú tienes a diario.
    -Pero como as dicho, esto es flor de un día. Cuando estoy bien con alguien me invade el sentimiento de que no durará. Un día te cansaras de follar con alguien como yo. Dejaras de verme como un tío duro pero romántico y te darás cuenta del tipo de perdedor al que te tiras.
    -Cuando te pones así no hay quien te aguante. ¿Tienes planes para esta noche?
    -He quedado con Maria.
    -Cabrón, no haces nada más que quejarte y tienes una legión de amantes dispuestas a calentar tu cama. Esta noche la aprovecharé para estudiar, pero mañana eres todo mío. Levántate, que me debes unas tortitas.








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