Tú,
que te colaste en mi vida
con felino paso y sin avisar.
Que siempre recelaste tu deseo
disfrazándolo de amistad
Tú
que solo eras una calida
almohada a la que abrazar,
una okupa en mi cama,
una piel suave que acariciar,
otra niña rara y guapa
que me gustaba cuidar.
Que lunática magia negra
todo lo cambió.
Que extraña y dulce alquimia
transformó
a esa caprichosa y testaruda cria
en mi amor.
Tú,
mi dueña y esclava.
Duro apoyo y liviana carga.
Que as sabido ser todo
Sin pedir nada.
Precioso Vi
ResponderEliminar