Durante una noche de otoño
a través de una ventana
que deja abierta en mi dormitorio
se coló una joven y grácil gata.
Sin saber porque ni como
cada noche se metía en mi cama.
Con caricias y ronroneos, no solo
se gano un puesto entre mis sabanas,
si no que poco a poco
me robo el corazón y el alma.
Y me pregunto desde mi chabolo.
¿Donde dormirá mi felina amada
ahora que de noche hace frió
y no estoy en casa?
la vida carece de sentido
sin tu piel suave ni tus garras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario