Horror Arcano. Prólogo.

La noche ha caído
como un viejo y polvoriento telón.
Ha caído sobre ti a plomo,
ni la electricidad, ni la vela
pueden protegerte
de lo que la oscuridad alberga.
Lo sientes detrás de ti,
no lo oyes, ni lo puedes ver,
pero sabes que está.
Algo antiguo y fiero,
algo más viejo que tú mundo,
está ahí detrás de ti,
en lo más profundo de tú ser
te lo repites una y otra vez.
Sólo puedes seguir andando,
rezar porque fingir que no está
tal vez te proteja de ello.
De vez en cuando reúnes valor,
te giras y crees las mentiras
que te dicen tus sentidos,
pero tú corazón te dice la verdad.
Ahora sólo puedes oír
tus propios latidos,
fuertes y rítmicos,
como tambores en la jungla.
Todos tus miedos infantiles
hechos carne incorpórea te acechan.
No te servirá de nada cubrirte
con una colorida sabana,
da igual que mire bajo tú cama
o que cierres la puerta de armario.
Está ahí y tiene hambre.
Caminas bajo las farolas
pensando que te protegerá su luz.
La amarilla incandescencia compite
con el velo azulado de la Luna.
El único testigo de esa escena
de horror y caza.
Llegas a tu portal y tu mano temblorosa
consigue meter la llave en la cerradura.
La puerta se abre, ya estas a salvo.
El miedo ya pasó
y ese miedo era tu única defensa.
Sus blandos tentáculos,
sus afiladas garras de hielo
y sus húmedas fauces
se cierran sobre ti.
arrastrante a la oscuridad
que hay en tú interior...
 

Asuntos sucios.

Esos versos que escribí
y de los que nunca supiste.
Hubiera sido menos sucio
magrearte mientras duermes.
Deslize la pluma por el papel
a falta de tú más blanca piel.
Preferiría que me pillaras
con las manos en el cajón
donde guardas tus bragas
a que tu mirada se posara
en esta infames lineas.
Me paso las noches rasgando hojas
en tú bendita ignorancia.
Quizá fuera más sano
pasarlas masturbandome.
Dejaré estás sucias palabras
dormir el sueño de los justos
en los poemas que nunca te leeré.

Historia de terror.

No recuerdo quien la comenzó,
pero una vez se empieza
a la luz del moribundo fuego,
ya no se puede parar.
La contamos durante la larga noche
nos refugiamos en ella a la espera del alba.
Metemos nuestros mas oscuros fantasmas,
nos escondemos tras mascaras 

hechas con retales las caras
de los que la contaron antes que nosotros.
En ella guardamos nuestros mas oscuros anhelos,
nuestros dioses, nuestros monstruos.
Nos fundimos con ella, nos envuelve,
convirtiéndonos en insectos atrapados en ámbar.
La contamos para calmar a los muertos,
para dar vida a lo que no la tiene,
pare describir lo que no puede ser visto
con ojos cuerdos de hombre.
Ya no recuerdo quien empezó a contarla
y no tengo valor para terminarla.
El fuego se consume, la oscuridad gana
la noche no terminara nunca
y no nos salvara la luz de la mañana.
Maldita sea la hora en la que decidimos jugar
a despertar el miedo que hay detrás de las palabras.

A ti

La vida sigue
y yo me paro
a pensar en ti.
Se que no tiene
demasiado sentido
y que a veces
me paso de pesado,
pero las cosas
están así.
Mi mundo
gira sin ningún sentido
y parece que se detiene
para recordarme a ti.
Paso a paso
verso a verso
hago camino
y no tengo claro
que me conduzca a ti.

Duermo contigo.

Duermo contigo
en lo bueno y lo malo.
Me paso las noches en vela
viendo bailar tus senos
al ritmo de tú aliento.
Duermo contigo
cuando estoy a solas
y cuando duermo con otra.
Solo tengo por hogar
tú cálido lecho.
Duermo contigo
las largas noches
que paso escribiendo.
Ojalá nunca despierte
de tú dulce sueño.

Solo en una habitación de hotel.

Otra vez con un buen whisky por compañía
en una habitación de hotel.
Estos lugares son como las mujeres,
tan parecidas y tan diferentes.
¿Cómo un lugar puede estar tan equipado
y tan desnudo a la vez?
Perdí la cuenta hace tiempo
de todas las que ocupé.

Algunas veces con hielo
y otras con una mujer.
Me desnudo y me meto en una cama
a la que estoy condenado a volver.
Cuantas noches solo
y tantas más con amantes.
Recuerdo mil aventuras
y alguna luna de miel.
Evoco mas de un corazón roto,
mi primera salida de la cárcel.
Nido de amores de paso,
hogar tan cálido como mercenario.
Trinchera donde reponerse
de una guerra perdida hace años
que estoy casi seguro no empecé.
Torre de marfil por noches.
El único sitio sin esqueletos en los armarios
y donde todo el mundo puede ser lo que es.

Sacrificio

En un mar de carne
me ahogo en flujos
Los besos me asfixian
mientras exalo semen.
No hay paz ni aire
para los malvados.
Me sacrificais
una y otra vez
en el altar de Venus.
Os relleno de mi alma
como los pavos de Navidad
de las series americanas.
Me he vaciado tantas veces
en vuestras oscuras entrañas
que soy una sombra vacía
del hombre que tal vez fui.
Soy una comluna
que sotiene la sinrazón
y el caos me arrastrara
cunado ésta erección caiga.
Los ecos de vuestros gemidos
llenaran mi vacío interior.
Una explosión de placer
dará origen a todo
y yo como dios creador
volveré a la cálida nada
de la que nunca debí salir.

Amor en blanco.

Nunca fue un simple beso.
Nunca unos labios 
fueron tan elocuentes.
Helado por tu dulce aliento,
tu lengua me sabe a coca
y no dejo de pensar mientras me muerdes
que no debí tomar la ultima copa.
Tu, que solo me amas

cuando estas borracha,
así al día siguiente tienes ya la excusa preparada.
Amor en blanco, amor con cuartada.
Amor que solo se le puede llamar así
desnudos y de madrugada.
Lo bueno de los corazones rotos
es son mas fáciles de repartir.
Hace tiempo que la vida carece de sentido
contigo y sin ti.
Mis días son vacíos,
las noches extrañas.
las musas unas putas
que solo llaman
cuando estoy de resaca.
Y mientras me parto el alma
delante de una hoja en blanco.
Blanco como el traje de novia
que no te supe poner.
Como la mierda mal cortada
que te metes a diario.
Blanco como la luz
que no me deja dormir por las mañanas.

La sinceridad de los extraños.

Compartimos la simple
sinceridad de los extraños.
Hablamos con palabras
y cuando estás se acabaron
usamos los labios y las manos.
Me hiciste sentir el hombre
que hace tiempo que no soy.
Me diste tanto
en tan poco tiempo.
Salir de tú cama
me rompió el corazón.
Que bello y fácil sería todo
sí mi única preocupación
fuera contar tus lunares.
Por unas horas fuiste mi trinchera
en una guerra que no sé ganar.
Por un momento
fuiste todo lo que necesitaba.

Las cosas que nunca fueron.

Nunca te escribí un poema
y la verdad es, que nunca te ame.
Jamas te arranque la ropa,
no recuerdo si alguna vez te bese.
Nuestras miradas se cruzaron en el humo del bar
como los faros de dos coches en la noche.
Compartimos un cigarrillo, 
intercambiamos sonrisas de complicidad

pero eso que ocurrió no llego a superar
el miedo, la vergüenza o el simple tedio.
No se si supe tu nombre, pero recuerdo…
Recuerdo tu sonrisa enmarcando tus perfectos dientes.
Fuimos notas a pie de pagina
en nuestra obra particular.
Papeles que no supimos interpretar.
Pero a veces y solo a veces,
tu recuerdo me llama con reproche.
No me arrepiento de las cosas que hice mal,
pero si de la tinta que de secar.
En estas lineas dejo
lo que no supimos encontrar,
con la extraña esperanza
de que tu si supieras mi nombre.

Olvido.

Hay algo obsceno y natural
en tú juventud y belleza,
me recuerdan a lo que perdí
y a lo que nunca tuve.
Nunca tendré claro
sí alguna vez fuiste mía
o simplemente fui un capricho,
pero valió la pena
cada segundo, cada latido,
cada dolor, cada pecado,
cada tu y cada yo.
Nos olvidaremos algún día
y por ello doy gracias a dios
la vida ya es bastante dura
como para no olvidar.
¿Que ocurrió primero
el amor o el olvido?
El olvido deja hueco
para alguien nuevo en el corazón,
como el sepulturero
hace espacio en un nicho.
Amor y muerte, vida y olvido.

A estos versos invito yo.

Últimamente pequeña
estás jodidamente hermosa
y lo peor es que lo sabes.
No hay nada más peligroso
que una mujer consciente
de el poder que tiene
en cada una de sus curvas.
Pero la música suena
y me niego a ser el primero
en irme a casa.
Queda mucho por bailar
y la noche es joven por mi.
Una madrugada de estás
me cobraré la copa
que hace tiempo me debes
y ya hablaremos
de propinas e intereses.
Pero ésta noche
a estos versos invito yo.

Ojalá pudiera.

Ojalá pudiera
arrancarme del pecho
esa parte que ya no es mía
y así poder vivir en el frío
que dejó tú calidez.
Ojalá pudiera
dejar de escribirte
y no pensar en ti
cada maldito segundo.
Me mataría mil veces
sí pudiera borrarte
de cada uno de mis sentidos,
desrecorrer cada una
de tus perfectas curvas.
Ojalá pudiera olvidarte
con la intensidad que te amo
o no amarte tanto
como nos odiamos
a nosotros mismos.