viernes, 26 de junio de 2015

Belleza perdida.

Carmín rojo permanente
para que las mentiras
luzcan más y mejor.
Sombra de ojos azul,
para disimular
tus innumerables noches en vela.
Una buena base
para fingir que conoces el sol.
No engañas a nadie,
ni a ti misma,
pero es mejor fingir
que verse ante el espejo.
Tus pinturas de guerra
son tus únicas aliadas
y la barra de un bar cutre
tu última trinchera.
Un par de tiros
y muchas copas,
mañana amanecerás
en la cama de cualquiera.
Doy gracias al Señor
de no haber poseído nunca belleza,
sólo por el hecho
de no sufrir el drama de perderla.

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