Enterraste tu corazón
en un parking de discoteca.
A los quince ya sabías
como cumplir tus deseos
con un simple juego de piernas.
Las noches corrían
siempre a cuenta ajena,
usabas tu cuerpo de propina
cada día con más frecuencia.
Tu juventud y belleza
se perdieron en algún baño,
a los veintipocos años
valías menos que una raya.
Hoy estás preñada, en la cama
del mejor pobre desgraciado
que pudiste encontrar.
Te duermes envuelta en olor
a sudor rancio y tabaco.
Sueñas con un tiempo
en que el mundo se postraba
ante tu infantil juego de piernas.
viernes, 30 de agosto de 2013
Juego de piernas.
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