miércoles, 28 de agosto de 2013

Tabaco light y sexo oral.

Los bares cerraron,
pero aún quedaba noche por velar.
Y este viejo gato pardo
pasaba de rendirse
en su conquista
de unos ojos
más azules que ningún mar.
Paseamos por calles tan viejas
como mal maquilladas,
el Carmen siempre me recordó
a una fulana entrada en años.
Cuando el barrio
se nos quedo pequeño
seguimos jugando
al gato y al ratón
en el viejo lecho del río.
Con la hierba por colchón
y la luna de valencia
revordandonos nuestro desamparo
entre beso y caricia
me quedé sin tabaco.
Ahogó con sus labios
mis más burdas maldiciones
y sacó del bolso
un paquete arrugado
que contenía su último cigarro.
No me importó que fuera light.
Ella encontró otra cosa
con la que quitarse el mono.
Mientras ella jugaba
con la única arma que un hombre debería aprender a manejar,
el humo iba a hacer compañía
al lejano ruido de los coches.
El pitillo duró mucho
menos que yo.
Murió en silencio mientras ella
me devoraba la virilidad
como un gordo daría cuenta
de una bolsa de pastelitos.
Terminé con generosidad
y por su parte
fue recibido como ambrosía.
Se tumbó a mi lado
besándome con unos labios
que sabían a mi.
Desde entonces sonrío
cada vez que piso un estanco.

1 comentario:

  1. la leche con canela mola de la ostia me pusiste tope burro
    me gusta mucho tu descripcion de el carmen pero pienso que esa fulana antes muy punki y andrajosa y libre como a mi me gustan esta cambiando demasiado su aspecto

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