lunes, 12 de agosto de 2013

Para Claudia.

Hola mi vida,
Aquí sigue tu viejo
sumando pequeñas victorias
a una guerra perdida.
Siempre al filo de la navaja
ya desgasta de arrastrase
por ella y por el barro.
Nadie nos preguntó
al reclutarnos para esto,
pero aquí estamos.
Viendo la belleza
donde otros siembran odio,
luchando por el mañana
en cuerpo y alma.
Apenas recuerdo tu olor,
pero si el color de tus ojos
que siempre serán los mios.
Recuerda que eres
mi último pensamiento
cuando me acuesto
y lo que me hace levantarme
por las mañanas día a día.
Hace tiempo que no te escribo,
espero que sepas perdonarme.
Se que ni el mejor poema
podría devolverte
al imbécil de tu padre,
pero esto es lo que hay.
Nunca supe servir de consuelo,
al igual que no fui
un buen marido para tu madre.
Lo único que te dejo,
es mi absurda valentía
como pobre ejemplo.
Se valiente, que en este
mundo tan jodido como bello,
ya hay demasiado cobarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario