sábado, 14 de junio de 2014

Deudas de juego.

Esas palabras dichas
a las luces de las velas.
Promesas de almohada
tan hechas de corazón
que aunque no se cumplan
siempre serán ciertas.
Aunque los labios que las dijeron
nunca vuelvan a encontrarse,
pese que algunas deudas de juego
nunca lleguen a saldarse.
Ese "sí quiero"
siempre será más eterno
que los amantes que lo dijeron.
Quizá nunca lleguemos a Las Vegas,
tal vez nunca te de hijos,
igual nunca te beso
bajo la cálida lluvia de verano,
ni paseemos por los Elíseos,
pero por un momento,
las palabras más sinceras
que jamás dijimos,
pese que jamás se cumplan,
nos hicieron más grandes
de lo que nunca fuimos.


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