jueves, 3 de abril de 2014

Estoy vivo.

Quizá sea de esas personas
demasiado sensibles
para este crudo mundo
o simplemente es la excusa
que me he montado,
para justificar el cabrón
egoísta y autocomplaciente
en el que el tiempo
me ha convertido.
Soy prisionero de la belleza
que nunca poseí
y sólo tengo como guía
un remendado corazón
tan lleno de rabia como de amor.
Vivo para odiar al hombre
porque me da pena,
para desear a la mujer
porque no la comprendo.
Escribo porque no conozco
otra sucia manera
de mantenerme cuerdo.
"El Arte es morirse de frío"
Como siempre me dijo mi padre.
Ese frío duele y al final
es lo único que me recuerda
que estoy vivo.

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